sábado, 31 de julio de 2010

"Hijos del Camino de Santiago". Etapa 1: Saint Jean Pied de Port-Roncesvalles

" A veces la vida es tan dura que las bajadas parecen subidas"

Nada más despertarnos, nos dimos cuenta que nuestra noche no había sido igual para los dos. Mientras JM compartió una plácida noche junto a un nuevo amigo...un escarabajo, yo (Kiro) tuve una noche salvaje con un ejército de chinches (lo cual me dejó sin dormir en casi la totalidad de la noche). Esto demuestra una máxima en la vida del caminante, te puede tocar dormir en cualquier sitio, y así fue. Con este contratiempo, el cansancio acumulado del día anterior y lo temprano de la hora de levantarnos (6:00 hrs. de la mañana) nos invadió unas pequeñas dudas sobre nuestra capacidad de senderistas. Menos mal que, desde los primeros pasos de la caminata, fuimos superando esos miedos gracias a nuestra ilusión por empezar el "Camino de Santiago".
La etapa consistía en 27 kilómetros hasta Roncesvalles, de los cuales 23 km. eran de subida casi continua y los últimos 4 eran de bajada hasta el pueblo navarro. La salida de Saint Jean Pied de Port es a través de la puerta de España, y se toma la dirección Saint Michel, y la Rue du Maréchal Arizpe (gran cartel: Chemin de Saint Jacques). Juan nos acompañó con mucha ilusión los primeros 4 kilómetros pero, a partir de ahí, tuvo que bajar el ritmo debido a una lesión que tuvo anteriormente y le prohibía ir a mayor velocidad. Su estado físico no era el adecuado y, creyendo que lo volveríamos a ver en los siguientes pueblos, quedamos con él para vernos después.
Los primeros pasos del camino nos lo tomamos a un ritmo bastante relajado, todo lo contrario a muchos peregrinos que iban a un ritmo tan elevado que parecían que estaban compitiendo. Nosotros fuimos inteligentes desde el principio y fuimos a un ritmo constante durante toda la etapa, cogiéndolo como costumbre en las etapas siguientes. A pesar de que había mucha gente para desayunar, ya que solo habíamos comido unas naranjas que habíamos comprado el día anterior (hay que tener en cuenta que en este pueblo no hay nada abierto a esas horas tan tempranas, con lo que uno debe comprar algo de avituallamiento el día anterior). El desayuno es muy importante para tener energías suficientes y afrontar las etapas correspondientes, por ello esque nos podían adelantar, siempre conseguíamos cogerles de nuevo mientras descansaban, con lo que pensamos en seguir con ese ritmo constante sin esos altibajos que provocaban el tener que parar cada cierto tiempo. Por ello recomendamos ir a un ritmo constante, aunque no sea a gran velocidad, que caminar con continuos cambios de ritmo.
En el kilómetro 6, llegamos a Honto, donde paramos en el albergue aconsejable desayunar antes de salir, y almorzar durante la caminata. Allí pudimos rellenar las botellas gracias a una fuente de agua potable.
La continuación del camino fue con una mayor inclinación, pero contrastaba con el magnífico paisaje verde y montañoso, formando una zona pastoril repleta de rebaños de ovejas, bovinos y caballos. Pasando por la tabla de orientación y el Refuge d´Orisson (donde se puede repostar) seguíamos disfrutando de la belleza del paisaje. Más tarde, en el kilómetro 13, llegamos a la virgen de Biakorri (llamada también d´Orisson) donde, haciendo una pequeña pausa, le dejamos objetos personales en forma de amuletos para que nos protegiese durante todo el camino. Volvimos al camino de carretera que dejamos, seguimos con la subida pasando por una alquitranada, y cogimos un camino verde para llegar a la cruz en el monte Leizar Atheka.
Se continúa bordeando el alambre de púas que se encuentra en el camino, y pasando por el monolito que nos indica los kilómetros que nos restan hacia nuestra meta ( 765 km. a Santiago de Compostela), llegamos hasta la fuente de Roland, justo en el momento que tenemos el primer contacto en el camino con una suave llovizna, la cual nos obligó a sacar los chubasqueros por primera vez ( y por suerte, no hubo muchas más).
Justo después de rellenar de nuevo las botellas de agua, cruzamos la frontera dejando atrás al país Galo, tal como hicieron otros muchos como los romanos, o el mismísimo ejercito de Napoleón.
Dejando Francia, nos encontramos con las ruinas d´Elizahar y subimos hasta el punto más alto de la etapa, el puerto de Lepoeder, donde es mejor evitar la bajada por el bosque que se toma por la izquierda (es el camino que utilizaban los romanos para invadir Hispania), e ir por el lado derecho, que es un camino más asequible y menos peligroso.
Los últimos 4 kilómetros son bajadas que, aunque agradecidas, son un infierno para nuestros pies cansados. Por primera vez, vivimos el "Síndrome de los últimos 4 kilómetros", los cuales se hacen eternos en todas y cada una de las etapas, sin poder ver el final.
No importa la cantidad de kilómetros que se hayan hecho antes, lo pero son siempre los últimos 4 kilómetros. Es un síndrome que le ocurre a la mayoría de los peregrinos y es totalmente psicológico, ya que el físico puede aguantar varios kilómetros más, pero la mente sabe que esos 4 km. son los últimos y quiere llegar mucho antes que los propios pies. Nosotros creíamos que podríamos controlar la cabeza y superar cualquier cosa aunque, en ocasiones que iremos contando, nos controlaba a nosotros y nos jugaba malas pasadas.
Proseguimos bajando por un sendero bordeando un riachuelo y cruzando un bosquecillo (imagen muy bucólica), dejando atrás el centro de ornitología y, sin darnos cuenta, nos encontramos de frente con la colegiata de Roncesvalles. Llegar a Roncesvalles fue una mezcla de sensaciones como alegría, alivio, descanso y satisfacción. Habíamos cumplido con el primer objetivo, y el sufrimiento valió la pena. Durante la etapa, comprobamos que el camino es como la propia vida. Hay momentos en los que se sufre, momentos de reposo, momentos de alegría, momentos de lluvias y claros, y momentos de bajadas y subidas; pero siempre se sigue hacia delante, no vale mirar atrás. Así es el camino y así es la vida. Fue una gran emoción superar el primer objetivo de nuestra "vida de peregrino".
Nada más llegar al pueblo, nos situamos en la cola para poder obtener el sello de la credencial y una plaza en el albergue. Dicho albergue es el refugio de peregrinos de Roncesvalles con 100 plazas, y solo hay dos duchas por sexo, ocasionando largas colas de espera. En nuestro caso, nos libramos gracias a nuestra picardía. Una de las cosas que nos sorprendió fue que los hospitaleros eran todos extranjeros (holandeses para ser más exactos), una tónica que se repitió en otros pueblos, de ahí la importancia de tener conocimientos de inglés, ya que siempre viene bien para poderse comunicar tanto con los hospitaleros como con otros peregrinos.
Roncesvalles es el comienzo del Camino de Santiago para muchos peregrinos que prefieren empezar desde España, y cuyo punto de partida es la "Misa del peregrino" de las 20:00 del día anterior donde el sacerdote bendice, en varios idiomas, el camino de todos los peregrinos para que puedan conseguir sus propósitos y les proteja contra los males de la aventura (lesiones, enfermedades, etc....aunque las plegarias a veces no resultan como uno se espera). Nosotros, a pesar de ser católicos, no somos muy practicantes pero, en esta ocasión no debíamos ser menos y fuimos a la cita disfrutando de la experiencia.
Después de la citada misa, compartimos cena con otros peregrinos y algunos
"bicigrinos" (nombre coloquial que se le da a los peregrinos que van en bicicleta), en el hotel-restaurante "La Posada", compartiendo primeras impresiones de nuestro comienzo de esta gran aventura. Tanto en este restaurante como en "La Sabina" realizan menús del peregrino por unos 9€ a dos horas diferentes (19:00 y 20:30). Esa noche degustamos pasta y trucha de Navarra.
Lo último que hicimos antes de acostarnos fue en percatarnos de algo importante, ¿Dónde estaba Juan?. A nuestro querido compañero de la primera jornada no le vimos cuando llegamos a destino y pensamos que sería por la cantidad de peregrinos que había en el albergue, por lo que la respuesta a esa pregunta la tuvimos que dejar para el día siguiente.

lunes, 26 de julio de 2010

"Hijos del Camino de Santiago". La llegada a S.Jean Pied de Port

El viaje, como teníamos previsto, comenzaba desde S.Jean Pied de Port, un bello y pequeño pueblecito de los Pirineos franceses donde confluyen las tres grandes vías jacobeas de Francia; la que partía de París, la de Le Puy, y la que venía de Vecelay.
El primer problema que nos encontramos para llegar a nuestro destino fue la dificultad en las conexiones. A pesar de tener que hacer escala por varios lugares y viajar con diferentes medios de transporte, había varias opciones para llegar a nuestro punto de partida. La más habitual es ir a Pamplona en avión, vía Madrid, y luego llegar hasta Roncesvalles en autobús. Desde allí se va a Saint Jean Pied de Port con el "taxi de los Pirineos" (una furgoneta de 9 plazas que cruza los Pirineos y se comparte con otros peregrinos). Es una buena opción pues se puede hacer en un día, partiendo por la mañana temprano y llegando a las 20:00 horas al destino, pero tiene un handicap: tiene demasiados cambios de transportes.
Otras variantes de esta opción es partiendo con el tren desde la capital Navarra y, tras hacer trasbordo de trenes en Irún o en Hendaya para llegar a Bayona , coger el tren que lleva desde esta ciudad francesa a S.Jean. Es un viaje más cómodo, aunque su dificultad es que los horariosno cuadran y se debe pernoctar en algún sitio. Por todo ello, decidimos eliminar las dificultades de ambas opciones e hicimos el viaje en dos días para, así, llegar más descansados a la primera etapa. Nuestro itinerario comenzaba en Bilbao, vía Madrid, e hicimos noche en el albergue Aterpetxea. Tal como demuestran las señales, Bilbao es un punto importante del "Camino de Santiago del Norte", por eso, creemos que nuestro comienzo fue totalmente original, ya que nuestra primera parada fue en un enclave de otro camino diferente al francés.
Al día siguiente, cogimos el autobús de Bilbao a Bayona llegando a media tarde a la "Place des Basques". Justo al lado se sitúa la oficina de turismo, en donde preguntamos la dirección exacta para llegar a la estación de tren. La dirección era sencilla, solo debíamos adentrarnos en la ciudad y cruzar por un puente que estaba justo enfrente pero, a consecuencia de nuestro cansancio, no fuimos capaces de ver el camino correcto y cruzamos por otro que estaba al lado contrario de lo que marcaba el mapa.
Tras esta equivocación, nos vimos obligados a caminar bajo un sol abrasador durante casi una hora para encontrar la dichosa estación de tren que estaba en pleno centro de la ciudad. Debido a esta mala experiencia, dudábamos de nuestras posibilidades de conseguir nuestro objetivo de llegar a Santiago, ya que sufrimos lo indecible; y aunque el día no se había acabado, deseábamos que terminase en ese mismo instante y esperar a que el día siguiente fuera mucho mejor.
A las 18:00, por fin, salimos con el tren de Bayona dirección Saint Jean Pied de Port. Durante el trayecto, al igual que al resto de peregrinos que iban en ese tren, nuestra excitación por llegar al comienzo de la aventura se hacia patente. Llegamos a la modesta estación del pueblo sobre las 20:00 y, como resortes, empezaron a bajarse todos y cada uno de los peregrinos que, como nosotros, querían obtener una plaza en algún albergue.
Jamás pensamos que, por la época en la que estábamos, hubiera esa competitividad por llegar los primeros y no encontrarse en la calle (suele pasar a menudo en los meses de Julio y Agosto, por la afluencia de peregrinos). Pero, después de cruzarnos todo el pueblo, adentrarnos dentro de la Ciudadela, subir por las calles medievales y llegar a la oficina de los "Amigos del Camino" ("Amis du Chemin", situada en la calle Rue de la Citadelle nº39), nos dimos cuenta de la mala hora de la llegada. Tanto el Refugio municipal como el albergue "L´Espirit du Chemin" (ambos albergues en la misma calle que la oficina) estaban completos, y eran los mejores albergues del pueblo. Por tanto, recomendamos que se llegue a S. Jean antes del mediodía, que es cuando aún hay plazas sin ningún problema.
Buscando alguna solución, preguntamos en algunas casas de vecinos que alquilaban habitaciones o camas, y nos encontramos con la segunda desgracia del día (¡Menudo comienzo!). Algunos de estos vecinos se aprovechan económicamente de estas situaciones que sufren los peregrinos desamparados, ya que ponen unos precios desorbitados que nadie controla ofreciendo una ínfima calidad.
Despues de un par de discusiones con algunos de estos hospitaleros "dudosos", volvimos a la oficina de amigos del camino. Ellos son los que ayudan a los peregrinos a encontrar camas en los distintos albergues, por lo que, a parte de los dos albergues mencionados anteriormente, tienen una lista de albergues de menor categoría y poco recomendables, pero que se convierten en la última esperanza para peregrinos como nosotros.
Mientras esperábamos, conocimos a otros peregrinos en la misma situación, lo cual hizo que comenzásemos una amistad. Algunos nos acompañaron hasta el final, y otros solo el principio, pero de todos tenemos un gran recuerdo. Entre estos peregrinos conocimos a Antonio de Cádiz, y a Juan de Bilbao; ambos coincidieron en el taxi de los peregrinos que les llevó al pueblo francés. El primero tenía como destino Santiago y, el segundo, terminaría en Burgos.
Una vez instalados en el albergue nos fuimos a cenar acompañados por Juan (con el que coincidimos en el albergue). Debido a la hora que era (más de las 22:00 de la noche), fue casi imposible encontrar nada abierto. Solo había un restaurante en dónde degustamos algo rápido para aprovechar el tiempo de sueño, ya que teníamos que coger fuerzas para el comienzo del camino. Muestro propósito era levantarnos a las 6:00 de la mañana pues la etapa prometía ser dura y larga...el día esperado por fin había llegado.

lunes, 19 de julio de 2010

"Hijos del Camino de Santiago". La preparación.


Todo comenzó en una noche fría de invierno dentro de un cálido restaurante de Santa Eulália d´es Riu (Ibiza), donde mi compañero y amigo JM recibió mi propuesta de vivir una experiencia única en forma de viaje. Consistía en cruzar el norte de España realizando la peregrinación del Camino de Santiago. De Francia a Santiago de Compostela, de Este a Oeste. La decisión de JM fue rápida, nuestros sueños se unieron en esa noche, y nuestro camino ya había comenzado.

En un principio, decidimos comenzar en Francia. El punto de partida sería Saint Jean Pied de Port, nuestro propósito era seguir el camino tradicional y saborear las sensaciones al cruzar la frontera como habían realizado tantas otras civilizaciones. El final de nuestro camino era lo que no teníamos tan claro, ya que teníamos la posibilidad de llegar a Santiago de Compostela y acabar el camino como tal, o proseguir tres días más hasta Finisterre (consiguiendo la Finisterrae, un diploma como la compostelana, que acredita que has realizado este camino al "fin de la tierra"). Por motivos personales mi compañero JM no podía llegar hasta la costa de Finisterre, pero yo me llevé la idea como posible objetivo si, física y mentalmente, me veía capaz de conseguirlo.
Esta población fue el fin del antiguo mundo para muchos, y el comienzo de otro "Nuevo Mundo" más allá del grandioso océano Atlántico para otros. Ahí debía empezar mi nuevo mundo, mi nuevo camino, mi nueva vida, sabía que tenía que llegar hasta "Finisterre"...al fin de la Tierra.

Para comenzar la aventura hay 4 componentes importantes que hay que tener claro con anterioridad: la compañía (importante que todo el grupo vaya acorde y esté concienciado con el viaje) el camino (elegir el comienzo y destino es primordial; no todos los peregrinos llegan a Santiago, pero no por eso dejan de hacer su camino particular) la preparación física y mental (se tiene que tener claro que habrá momentos de muchísimo sufrimiento, por lo que se debe tener una buena preparación física pero, principalmente, una preparación mental excelente para superar los malos momentos del viaje) y, por último, el equipaje (la mochila es tu casa durante los días del peregrinaje, pero lo importante es llevar lo esencial para no llevar demasiado peso).

Tras tener claro la compañía, hicimos un itinerario con las etapas que queríamos realizar. Consistía en un libro compuesto por 33 etapas (30 a Santiago y 3 a Finisterre), en las cuales se establecía los kilómetros, los pueblos por donde pasaríamos y lo más interesante que visitar; además de restaurantes, albergues e historia de cada lugar. Según algunos "hermanos", era tan completa, que la convirtieron en la "Biblia" de nuestro camino, ya que nos llegó a iluminar en más de una ocasión.

La preparación física fue el siguiente paso. Estuvimos varios meses entrenándonos por los bosques, playas y montañas de nuestra ciudad. Quizás el entreno no fue exhaustivo ni continuo, pero lo que realmente contaba era nuestra preparación mental, ya que la mente mueve el físico. Estar preparados psíquicamente en el camino hace que puedas superarte día a día. Así que, y aún teniendo respeto por las duras exigencias físicas del camino, teníamos claro que lo podíamos conseguir gracias al tesón, las ganas y una buena mentalización.

Por último, preparamos el equipaje a conciencia. El equipaje es lo más importante de la preparación de este viaje. Teníamos que tener claro que la mochila era nuestra vida en esa aventura, por lo que no nos podía faltar nada, pero tampoco nos podía sobrar nada. Lo ideal es que el equipaje total no pese más del 10% de tu propio peso, por lo tanto es mejor llevar las cosas juntas y jamás llevar algo "por si acaso..." Todo el equipaje que sobre nos puede perjudicar para conseguir la meta de camino, cuánto más peso más riesgo de lesiones, cansancio, desfallecimientos, etc. Si nos falta algo siempre se puede comprar.

Lo aconsejable (según nuestra experiencia) para llevar como equipaje del camino es:
- Saco de dormir (en algunos albergues no hay sábanas o mantas)
-Botiquín (en él se debe llevar voltarén, vaselina para proteger los pies, compeed para ampollas, aguja, hilo, tiritas, betadine, vendas, imperdibles y tijeras)
-Neceser y toalla (pequeña especial para trekking)
-3 camisetas manga corta (especiales trekking mejor)
-3 mudas de ropa interior
-2 pantalones desmontables (especial trekking)
-1 polar
-1 chaqueta impermeable
-1 capa impermeable (que proteja de la lluvia todo el cuerpo y mochila)
-1 braga para el cuello
-Botas de trekking impermeables
-1 o 2 palos de trekking (algunos peregrinos llevan el típico bordón de madera)

A partir de todo lo dicho, en mi caso llevaba una pequeña mochila de cintura para la cámara fotográfica. Ahí llevábamos también la guía, el dinero, la documentación y las credenciales del peregrino. El peso lo llevábamos bastante ajustado a lo aconsejable, aunque nos pasábamos del límite con el peso del agua que transportábamos diariamente (mínimo 1 litro que se iba
reponiendo).

Con todo lo anterior ya habíamos dado nuestro segundo paso y lo teníamos todo preparado. Estábamos listos para empezar nuestro viaje, nuestra aventura. Una aventura que comenzó el 7 de Septiembre de 2008...

viernes, 16 de julio de 2010

"Hijos del camino de Santiago"

"Prólogo"

Cuando comencé mi camino creí que solamente obtendría una gran experiencia, un sueño de la
infancia a punto de ser concedido, un reto personal que superar, un paso más en mi evolución como persona. Obtuve todo eso, que no era poco, y mucho más. Tanto que jamás podía imaginar que, tiempo después, aún sentiría, disfrutaría y padecería esta aventura como si fuese el presente.Lo que voy a contarles es el viaje de unos personajes que, como yo, se
convirtieron para siempre en "Hijos del Camino de Santiago".

Aprendí que el "Camino" no es igual para todos los peregrinos. Para unos es una aventura, para otros una evasión de su vida cotidiana, quizás un reto personal, para muchos es una promesa, para los menos sigue teniendo un motivo religioso, para algunos puede ser la búsqueda de un amor furtivo o uno no correspondido, o quizás, la obtención de amistades tan fuertes que se pueden considerar una hermandad. Pero, para todos, es un aprendizaje de la vida, es una vida simple y paralela donde podemos aprender qué es lo verdaderamente importante del mundo que nos rodea...

Aprendí a sentir mucho más mis pasos al andar, a amar más al prójimo y al extraño, a extrañar a lo que más quieres, a superar las adversidades, a levantarme después de ellas si eran capaces de tumbarme, a cumplir mis sueños, a ser partícipe de la consecución de los sueños de los demás, a mirar el mundo que nos rodea de distinta forma, y disfrutar de las cosas pequeñas.

En esta historia se explica una aventura singular a través de un camino milenario repleto de señales, secretos, leyendas, misterios, amistades, sufrimiento, disfrute y autosuperación. Es una aventura que todo el mundo debería experimentar al menos una vez en la vida, quizás su aventura no sea igual que la mía, pero el "Camino" está ahí para todos y aquí lo mostramos.

domingo, 11 de julio de 2010

Nacimiento de la Asociación

"Convierte tu vida en un sueño, y tus sueños en una realidad"

Un día de invierno de 2007 tuvimos la idea de hacer un viaje de ensueño, uno que siempre habíamos pensado en hacer y, un año después, lo hicimos realidad. Ese viaje era el "Camino de Santiago Francés". Un maravilloso viaje que iremos relatando etapa por etapa en este blog como aperitivo a nuestro próximo proyecto.
Después de esa primera aventura, decidimos que queríamos repetir y, porqué no, realizar actividades deportivas, proyectos y viajes relacionados con la naturaleza y la cultura. Más tarde, pensamos que no solo queríamos explicar y mostrar nuestras experiencias viajeras consiguiendo así empaparnos de la cultura de los destinos, sino que queríamos que nuestra cultura pitiusa cruzase fronteras con nosotros y se fusionasen con la de otros pueblos. Así llegamos al "Intercambio cultural", objetivo de nuestra asociación. Por esto, el día de hoy nace ADPIC (asociación deportiva pitiusa para el intercambio cultural) para cumplir estos sueños en realidad.