martes, 17 de agosto de 2010

"Hijos del Camino de Santiago". Etapa 2: Roncesvalles-Zubiri

"La segunda Salida"

Pusimos el despertador a las 6:00 de la mañana aunque, siendo sinceros, no hubiera hecho falta debido a la orquesta de despertadores que se formó en ese mismo instante. Con ello, los hospitaleros encendieron las luces como toque de diana. A parte de ese estruendo matinal, durante la noche nos encontramos con uno de los handicaps más habituales en un albergue: Los ronquidos. Dormir con un centenar de personas conlleva estos pequeños riesgos nocturnos, aunque preferimos este contratiempo que los molestos
chinches. Una de las cosas que más nos llamó la atención en esta aventura, fue el barullo que se formaba en los preparativos de la etapa. Cada peregrino tiene un ritual a seguir (los nuestros los descubrimos poco a poco). Algunos peregrinos, para prevenir las dichosas ampollas, se ponen vaselina en los pies, otros estiran sus calcetines lo máximo posible, algunos utilizaban como protección tiritas, vendas o, incluso, tobilleras para evitar tendinitis. Todas estas prevenciones no son todas efectivas con lo que cada uno debe elegir según le convenga. Nosotros, aún en ese segundo día, nos hacíamos los machotes e íbamos sin ningún tipo de protección extra (excepto los compeeds), aunque era más por ignorancia que por otro motivo. Con el tiempo aprendimos.
Justo antes de emprender de nuevo el camino, nos encontramos con un personaje muy singular.
Era un holandés de unos 55 años de aspecto desaliñado y que hacia el camino por décima vez con una bicicleta estrafalaria, ya que la utilizaba de carretilla donde transportaba su equipaje. Este peregrino nos dio una información muy importante mientras se cambiaba de ropa, la situación era incómoda pero valió mucho su mensaje. Nos advirtió de que hay muchos peregrinos que se toman el camino como una competición, quieren llegar los primeros para coger mejores camas o
poder bañarse con agua caliente, la cual escasea. Comentó que algunos se comportan de forma egoísta y que la única manera de cambiar esta situación era a través del espíritu pues, para él, el espíritu podía iluminar la oscuridad de sus acciones. Nosotros nos quedamos un poco sorprendidos con sus palabras y no las entendimos muy bien en ese momento. Una vez que avanzamos en nuestro camino nos dimos cuenta que tenía algo de razón.
Tras la conversación matutina y dando los primeros pasos, recordamos que en la asociación de amigos del camino de Saint Jean Pied de Port, nos dieron un listado de casi todos los albergues del camino con sus respectivos números de teléfono. En los refugios municipales no se podía
reservar, pero en los privados si. Como queríamos tomarnos el camino sin mayores preocupaciones y vimos que había más peregrinos que plazas de albergue, optamos por reservar en el albergue "Zaldiko" de Zubiri (de buenísima calidad con un coste de 10€), del cual teníamos muy buenas referencias gracias a la "Biblia del Camino".
La etapa consistía de 21,5 km. Empezamos el camino a las 7:00 de la mañana y con el estómago vacío (no hay ningún sitio a esas horas para desayunar, por lo que se recomienda llevar alguna fruta del día anterior). Siendo de noche todavía, utilizamos la iluminación de una pequeña luz frontal y cogimos carretera principal desviándonos a los 100 metros por un oscuro sendero que quedaba a la derecha.
Atravesando el frondoso bosque llegamos después de 3 km a la carretera que cruza la localidad de Burguete, donde encontramos la Cruz de Roldán (entrada pueblo) y el bar "Frontón" que abre desde las 6:15 de la mañana y donde, por fin, pudimos reponer fuerzas con un buen desayuno. Dicho bar recibe su nombre por la pista de Frontón que hay justo al lado, y la colina con la iglesia de san Nicolás de Bari.
Al terminar el desayuno cruzamos un puente al salir del pueblo y seguimos por campo abierto entre pastos de vacas durante 2 km. Luego seguimos caminando durante 1 km. por carretera hasta llegar a una bonita fuente al principio del pueblo llamado Espinal, el cual es el primer pueblo del valle del Erro.
Saliendo del pueblo comienza una pequeña pendiente, (a veces embarrada) y va en aumento durante 1 km. hasta llegar al Alto de Mezquiriz, al cual se llega a través de prados y bosques de coníferas. En el alto hay un mirador con buenas vistas. (Continuará...)